Historia

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Su entorno

El río Guadiamar, protagonista indiscutible de nuestro municipio, constituye un paraje ideal con atractivos paisajes a lo largo de su curso.

Actualmente, El Castillo de las Guardas es núcleo urbano con un total de diez aldeas: La Alcornocosa, Archidona, Arroyo de la Plata, La Aulaga, Las Cañadillas, El Cañuelo, Las Cortecillas, El Peralejo, Peroamigo, y Valdeflores. Cada una de ellas tiene unas singularidades que la diferencia del resto, aunque todas mantienen como nexo común El Guadiamar, origen de una cultura, una historia y unas tradiciones comunes.

Todavía en el entorno del término, además de las aldeas y otros pequeños núcleos diseminados, a poca distancia del casco urbano encontramos la Ribera del Guadiamar. El río, que tiene aquí su nacimiento, es el auténtico protagonista de la zona, ya que gracias a él hubo asentamientos de diferentes culturas que buscaron en sus fértiles tierras un lugar para vivir.

También destacar que los alrededores del término son una auténtica fuente de conocimiento para historiadores y arqueólogos. El Castillo de las Guardas acoge numerosos restos de culturas prehistóricas que se asentaron en toda esta franja minera durante el Neolítico y Edad del Bronce. Uno de los más importantes es la llamada Sepultura o Lapa del Moro, localizada en una finca del municipio, cerca de la carretera que une la población con la aldea de las Cañadillas.

Más datos relevantes de la localidad:

El Ayuntamiento, situado en la Plaza del Llano y construido a mediados del siglo XIX. De él destacamos sus hermosas rejas de estilo andaluz.

Desde esta Plaza se puede divisar la Iglesia de San Juan Bautista, que recibe nombre en honor al patrón del municipio. Fue eregida sobre los restos de una antigua mezquita y un cementerio árabe. De su inicial construcción, fechada entre los siglos XIII-XIV, es el antiguo presbiterio. Este espacioso templo de una sola nave y con un aspecto de fortaleza presenta unos grandes contrafuertes construidos entre los siglos XV-XVII para recuperar las bóvedas derruidas. Las cubiertas son de bóvedas nervadura en los dos primeros tramos de la nave y de tipo vaída elíptica en el tercero.

En su interior destaca el altar mayor, encargo realizado a la escuela portuguesa en el año 1699. Es de un solo cuerpo, con columnas salomónicas y elementos ornamentales. A su derecha descubrimos los restos de lo que, probablemente, fuera una pintura mural que cubriera todo el baptisterio. Todavía hoy bajo estudio, se atribuye a Valdés Leal o a su escuela. A su izquierda se encuentra la capilla de San Bartolomé, financiada por Bartolomé Gómez del Castillo, rico inquisidor que dona toda su fortuna a la iglesia en el siglo XVII.

Otros elementos de interés es la capilla del Sagrario, con retablo atribuido a Martínez Montañés y el retablo e imagen de la Virgen del Carmen, de Castillo Lastruzzi.

Desde el exterior admiraremos la torre campanario de tres cuerpos, rematada por unos hermosos azulejos en su parte superior, para dirigirnos hacia la Puerta del Perdón, en el lateral izquierdo, donde haremos un pequeño alto para apreciar, desde el mirador conocido como “el porche”, el entresijo y contorneo de nuestras calles.

Desde “el porche” de la iglesia divisamos la plaza de toros, construida en piedra de cantería hacia el siglo XIX. Su graderío se levanta aprovechando el desnivel del terreno.

Otro de los lugares de interés son los restos del castillo, desde donde se pueden apreciar los típicos paisajes de dehesas y monte bajo. Aquí, la parte más alta del lugar corresponde a los restos de una antigua fortificación creada en tiempos de reconquistas y desde la que se puede contemplar El Guadiamar, su ribera y parte del vasto término de este municipio cuyo origen árabe parece ser la raíz de la construcción de este emplazamiento.

Ya desde el mirador apreciará que se detiene el tiempo y que esta antigua atalaya se yergue como gran punto estratégico, cruce de caminos y encuentro de culturas.

Mencionar la Fuente Abrevadero, lugar antiguo de reunión entre la gente del lugar, albergando un manadero de mármol circular con dos caños y brocal de piedra y un abrevadero.